Aprendiendo a usar tu primera tarjeta de crédito
Víctor recibió su primera tarjeta de crédito orondo, contento y orgulloso. No tardó en buscar a su amigo Alejandro el Escribidor, para contarle de su nueva adquisición, y que él pagaría la próxima cerveza con su nueva tarjeta, con un aire de prestigio y lujo.
“Mira qué bien, Escribidor… ¡El Banco me depósito RD$10,000 en esta tarjeta de crédito para que yo lo gaste dónde, cuándo y cómo yo quiera. Sólo tengo que buscar un sitio que acepte esta marca, y le podemos dar para allá, ¡y con dinero ajeno!”
Alejandro no tardó en decirle a Víctor que lo de la tarjeta de crédito, aunque ciertamente un paso importante en su vida económica, no era así tan fácil como él pensaba, y que antes de utilizarla, primero tenía que aprender a usarla.
“Ya vienes tú de aguafiestas, pero está bien, me llevaré de ti. Hagamos esto: En nuestra próxima caminata por el Mirador hacemos una clase para que me enseñes las diez lecciones más importantes para sacarle provecho a mi tarjeta de crédito”.
Primer kilómetro
Víctor: El banco no te depositó ningún dinero en esa tarjeta de crédito. Eso NO es una cuenta de ahorro. Cuando ves que tienes un límite de crédito por RD$10,000, lo que te están diciendo es que están dispuestos a financiar consumos que tú hagas con esa tarjeta hasta ese monto. No tienes que consumirlo todo, ni tienes que financiarlo. Eso lo determinarás tú, no tu banco, ni tu tarjeta de crédito.”
Segundo kilómetro
“Escribidor, ¿y cuando me dicen que si quiero el código para hacer retiros de efectivo, no significa eso que tengo ese dinero disponible para mi uso?” Sí, es así. Pero eso es igual a que tú vayas al banco, y firmes un pagaré por el monto del retiro que vayas hacer. Sólo que en vez de pagar un 20% en un préstamo de consumo, pagarías un 66% (más otras comisiones por retirar el efectivo). ¿Mi recomendación? Nunca te financies con la tarjeta de crédito, y muchos menos retires efectivo con ella. Eso sale demasiado costoso.
Tercer kilómetro
“Ya sé lo que estás pensando, que entonces, ¿para qué sirve la tarjeta de crédito? Sirve para muchísimas cosas. Por ejemplo, digamos que haces un consumo el 1ro de enero. Tu tarjeta de crédito “corta” el 30 de enero, y en esa fecha te mandarán el estado de cuenta, diciendo que tienes hasta el 20 de febrero para hacer el pago. ¿Qué vas a hacer? Cuando llegue el 20 de febrero (o antes) harás el pago del balance total a la fecha de corte, por lo que el banco te financió ese consumo que hiciste el 1ro de enero por 50 días… ¡a 0% (cero) de interés!”
Cuarto kilómetro
“Escribidor, y si no puedo hacer el pago total del monto que debo a la fecha de corte, ¿qué pasará?”. Luego de pensarlo, al trote, Alejandro le responde: “Por lo menos debes hacer el pago mínimo. El banco te cobrará intereses por el monto que pagó a nombre tuyo, por los días desde que hiciste el consumo hasta que les termines de pagar. ¿Que si te saldrá caro ese financiamiento? Sí, es muy costoso, y salvo que tu única otra fuente de crédito sea un prestamista o usurero, mi recomendación es que dejes de hacer nuevos gastos con la tarjeta de crédito, que la “limpies”, y que la próxima vez sólo consumas lo que vas a poder pagar (en su totalidad) cuando te llegue el estado de cuenta.”
Quinto kilómetro
“¿Pero no es una tarjeta de ‘crédito’? Y sin embargo me estás diciendo que nunca, nunca me financie con ella. Me perdí.”
Vamos por parte, le respondió Escribidor: “Además de ser un instrumento de crédito, tu tarjeta también es un instrumento de pago, y como tal, te facilita tu actividad económica de forma ágil, segura, sin necesidad de andar con efectivo, y te beneficia, tanto con la posibilidad de financiarte al 0%, como de acceder a programas de lealtad, que a mí me han pagado más de un boleto de viaje.”
Sexto kilómetro
“Para mí”, siguió el Escribidor, “la única razón para financiarte con la tarjeta de crédito es en el hipotético caso que surja la posibilidad de adquirir a un descuento de, por ejemplo, 10%, algo que ya tenías planificado comprar. Quizás así valga la pena pagar el 5% mensual de interés… ¡pero por un solo mes!”
Séptimo kilómetro
Un poco preocupado, el Escribidor continuó: “Eso sí, Víctor, cuidado. Se ha demostrado que quienes compran con tarjeta de crédito, consumen hasta 30% más, que si compraran con efectivo o con tarjeta de débito. Si se te hace muy difícil controlarte (como le pasa a muchas personas), el crédito plástico no es para ti.”
Octavo kilómetro
“¿Realmente son tan seguras las tarjetas de crédito?”. “Sí, pero también son objeto de fraudes, por lo que revisa frecuentemente los consumos, por tu banca electrónica, para asegurarte que son tuyos. Si ves algo extraño, contacta tu banco.”
Noveno kilómetro
“Ya me va quedando todo más claro, Escribidor. Una última pregunta: ¿Cuál es la mejor marca? Visa, MasterCard o American Express?”. “Realmente no hay tantas diferencias, pero si puedes tener dos tarjetas de crédito, te recomiendo que sean de marcas diferentes, pues en algunos establecimientos aceptan una, pero no la otra.”
Décimo kilómetro
“Finalmente, Víctor, ésta es tu primera tarjeta de crédito. Si te manejas bien, con prudencia y cuidado, recibirás ofertas de otras. No te dejes llevar… Por ahora, puedo verte con dos tarjetas de crédito, pero no muchas más.
Manéjalo bien, y verás que éste, tu primer plástico, te abrirá más de una puerta.
“Así será, Escribidor, así será. Mientras, vamos por la cerveza. Te la ganaste.”
Adaptado de Argentarium.
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