En la mayoría de las escuelas nos pasamos años estudiando matemáticas, historia o literatura, pero rara vez recibimos una formación sólida en educación financiera, una herramienta vital para enfrentar el mundo real. Al salir de la escuela o la universidad, muchos jóvenes se enfrentan por primera vez a temas como manejar un presupuesto, pagar deudas, ahorrar, invertir o tomar decisiones de consumo inteligente o algo tan simple como que hacer o cómo manejar su sueldo.
Este artículo busca ofrecer a los jóvenes y también a los padres que desean orientar a sus hijos consejos prácticos para entender y aplicar la educación financiera desde temprano.
La vida adulta y los gastos inevitables
Cuando somos adolescentes o estudiantes, los gastos suelen estar limitados a cosas pequeñas: comida rápida, ropa, transporte o entretenimiento. Sin embargo, al entrar en la vida adulta aparecen responsabilidades financieras mucho mayores:
- Vivienda: alquiler, hipoteca, mantenimiento, servicios (agua, luz, internet).
- Transporte: gasolina, seguro, mantenimiento del vehículo o transporte público.
- Alimentación: compras del supermercado y comidas fuera de casa.
- Salud: seguros médicos, consultas, medicamentos.
- Educación y formación continua: cursos, especializaciones o posgrados.
Entender desde joven que estos gastos son constantes y prioritarios ayuda a prepararse mejor y a evitar sorpresas, puede pasar que debas mudarte de país o ciudad para estudiar en la universidad y no sepas que cosas tan simples como el gas, pasta de dientes o papel de baño deben estar en tu presupuesto mensual.
El poder del ahorro desde temprano
Uno de los hábitos más valiosos que un joven puede desarrollar es el ahorro constante. No importa si el ingreso es pequeño; lo importante es la disciplina.
- Regla del 50/30/20: 50% para necesidades (gastos básicos), 30% para deseos (ocio, hobbies) y 20% para ahorro o inversión.
- Ahorro automático: programar que una parte del dinero se transfiera directamente a una cuenta de ahorros evita la tentación de gastarlo.
- Objetivos claros: ahorrar para un viaje, un curso, un vehículo o incluso para un fondo de emergencia.
Ejemplo: si un joven empieza a ahorrar 5,000 pesos al mes desde los 18 años, a los 28 ya tendría 600,000 sin contar intereses, un dinero que puedes usar para comprarte un vehículo, el inicial de un apartamento o para hacer una maestría, todo depende de la meta que tengas en ese momento.
Invertir desde joven: sembrar para el futuro
El tiempo es el mejor aliado de las inversiones, cuanto antes se empieza, mayor será el efecto del interés compuesto.
- Fondos de inversión: permiten invertir en el mercado sin necesidad de ser un experto.
- Planes de retiro: aunque parezca lejano, comenzar joven asegura un retiro más cómodo.
- Educación financiera básica: aprender qué es la renta fija, la renta variable, el riesgo y la diversificación.
Tomando el ejemplo anterior de los 5,000 pesos al mes desde los 18 años, a los 28 ya tendría con una inversión sencilla que dé un 6% anual, esa cantidad superaría los $819,000 pesos, unos 200,000 mil pesos más de lo ahorrado en el mismo tiempo.
Invertir no es nada complicado, lo complicado es empezar tarde y desaprovechar los beneficios que existen, si quieres aprender a invertir puedes ir a Rexi para aprender sobre cómo hacer tu primera inversión y comparar que entidades tienen las mejores tasas.
Evitar las trampas del consumo y las deudas
La publicidad y las redes sociales pueden empujar a los jóvenes a gastar más de lo que tienen para aparentar un estilo de vida, resultado: deudas innecesarias.
- Tarjetas de crédito: son útiles si se pagan a tiempo, pero peligrosas si se usan para financiar caprichos y gastar todo el límite en cosas que realmente no necesitas.
- Compras impulsivas: antes de comprar, pregúntate: ¿lo necesito o solo lo quiero?
- Deudas inteligentes vs. deudas malas: una deuda para educación puede ser una inversión; una deuda para un celular de última generación o unos tenis que están a la moda, no.
Construir un fondo de emergencia
Uno de los mayores problemas financieros de los adultos jóvenes es no estar preparados para imprevistos: una enfermedad, pérdida de empleo o una reparación costosa. Por esto es muy importante que puedas contar con un ahorro de 3 a 6 meses de gastos básicos, este fondo de emergencia debe ser accesible, lo puedes tener en una cuenta de ahorro líquida por ejemplo, pero recuerda que es accesible para EMERGENCIAS, no para antojos.
Habilidades financieras que todo joven debe aprender
- Hacer un presupuesto mensual: controlar ingresos y gastos en un excel o apps financieras.
- Comparar precios y negociar: no todo se compra al primer precio que se ve.
- Comprender impuestos y seguros: dos realidades inevitables en la vida adulta.
- Planificar metas financieras: corto, mediano y largo plazo.
El papel de los padres en la educación financiera
La educación financiera no solo se debe aprender en la escuela o la universidad, los padres pueden y deben inculcarse desde el hogar, educando a los hijos sobre cómo se debe gastar de forma inteligente. Para esto los padres pueden usar estas estrategias:
- Dar mesadas con propósito: enseñar a dividir entre gastos, ahorro y ocio.
- Involucrar a los hijos en decisiones familiares: por ejemplo, mostrar cómo se planifica un viaje o cómo se compara un precio en el supermercado.
- Hablar abiertamente de dinero: romper el tabú y explicar conceptos básicos de ingresos, gastos, deudas y ahorros.
En conclusión:
- Empieza ahora, aunque sea con poco.
- Recuerda que tu dinero refleja tus decisiones.
- No temas pedir consejo a expertos o leer libros de finanzas personales.
- Tu objetivo no es solo ganar dinero, sino aprender a administrarlo bien.
La educación financiera debería ser una materia obligatoria en la escuela, pero como no lo es, depende de cada joven y de cada familia asumir este aprendizaje desde temprana edad. Cuanto antes se empiece a entender la importancia de ahorrar, invertir y administrar gastos, más fácil será construir un futuro estable y sin deudas.
Invertir en educación financiera es, sin duda, una de las decisiones más inteligentes que un joven puede tomar para asegurarse una vida adulta con menos preocupaciones y más libertad.