Además de los compromisos de consumir con prudencia y pagar a tiempo para evitar penalidades, hay otras buenas prácticas que todo tarjetahabiente debe implementar. Son varias. En esta ocasión nos referiremos a la importancia de revisar con detenimiento el estado de cuenta, que no es más que la relación de todos tus consumos realizados en el mes y se genera, regularmente, el día siguiente a la fecha de corte de tu tarjeta.
¿Que eres de los que recorren el documento a la velocidad de la luz hasta llegar al monto total adeudado, que es el único numerito que te importa? No eres el único, pero a continuación te explicamos por qué es recomendable estudiar con detenimiento esta relación de gastos.
1- Te ayudará a detectar cualquier anomalía con potencial de afectarte negativamente. Por ejemplo, la presencia de un cargo que un comercio debió cancelar, el registro duplicado de una transacción o la existencia de una que no reconoces. Es perfectamente posible que estos errores se produzcan, sea por fallas humanas o tecnológicas, y tú eres el “policía” que debe asegurarse de detectarlos.
2- Ojo con los cargos y comisiones. Si tienes que pagar por algo, lo ideal es que sepas qué es y por qué debes pagar. Si en tu estado se reflejan cargos por penalidad o comisiones que no conoces, indaga cuál es su origen y si los montos que te están cobrando por estos conceptos se corresponden con los valores establecidos en el tarifario de tu tarjeta de crédito. Posiblemente has estado pagando intereses o cargos por mora que no has notado y que puedes evitar.
3- Si automatizas el pago de tus servicios, asegúrate de que los cargos se reflejan en el estado de la tarjeta que usas para este fin. De hecho, lo ideal es que lo hagas con más frecuencia que mensualmente, a través de la banca en línea. Así, en caso de que alguno de los pagos no se ejecute, te enterarías con tiempo para actuar y evitar los atrasos y sus incómodas consecuencias (como el pago de recargo por mora o la cancelación del servicio).
4- Conoce tu comportamiento de consumo. Un estado de cuenta te dice más de ti mismo/a de lo que puedes imaginar. Si no lo has hecho, te invitamos a estudiar el más reciente. Coge lápiz y papel. Clasifica los gastos en categorías como básicos o esenciales, no prioritarios y superfluos. Luego calcula qué porcentaje de tus gastos se registran en cada categoría. Es muy posible que el resultado sea distinto a lo que esperabas. Este tipo de información será muy útil a la hora de hacer un presupuesto o identificar fuentes de reducción de gastos. Además, a la larga, el ejercicio no sólo te ayudará a conocer objetivamente cómo y en qué gastas, sino también a percibir si tu comportamiento financiero va evolucionando, y si lo hace favorable o desfavorablemente, según tus metas en esta materia.
En principio, ponerle suficiente atención al estado de cuenta puede suponer algo de trabajo extra, pero en poco tiempo lo convertirás en un hábito y dejará de ser una carga en tu agenda. Impleméntalo y verás que vale la pena. Después de todo, ser un tarjetahabiente responsable es más que pagar a tiempo.